Los pioneros de las renovables (I)

Durante mi primera juventud (ahora voy por la tercera o cuarta) pasaba parte de mis vacaciones en un pueblo del Pirineo Catalán de la provincia de Lleida, Sarroca de Bellera, situado al sur del Parc Nacional d’Aigüestortes. En mis estancias y excursiones por esa zona descubrí muchas de las centrales hidroeléctricas que se construyeron en Catalunya durante la primera mitad del siglo XX. Por aquella época estaba estudiando mi carrera de telecomunicaciones y, acostumbrado a trabajar con milivatios o microvatios, imaginarme los millones de W·h que se generaban gracias a esas grandes infraestructuras me ponía los pelos de punta.

El verano pasado volví a disfrutar de unos días de descanso por la zona, concretamente en la Vall Fosca, un precioso valle situado en la comarca del Pallars Jussà. En la cabecera del valle se encuentra la central hidroeléctrica de Capdella, la primera que se construyó en Catalunya y que permitió abastecer de energía eléctrica a la ciudad de Barcelona y las fábricas de su área metropolitana.

El proyecto fue el sueño de un visionario, del que injustamente se acuerda muy poca gente, llamado Emili Riu i Periquet, político y empresario natural de Sort. Desde su doble condición de diputado de las Cortes en Madrid y emprendedor, algo poco corriente en nuestros días, Riu trabajó duramente para mejorar las comunicaciones y las condiciones de vida de su territorio de origen, al que representaba, y reconoció las oportunidades de negocio que suponía la explotación de los recursos naturales de la Vall Fosca para producir energía eléctrica.

La visión de Riu se concretaba en conectar los 30 lagos naturales de la cabecera de la Vall Fosca mediante canalizaciones subterráneas para aumentar el volumen de agua disponible, almacenarla en un lago debidamente modificado como depósito de reserva para garantizar la capacidad de agua necesaria (Estany Gento), transportarla hasta una cámara de agua situada sobre la central mediante una canalización de casi 4.500 metros de longitud, y llevarla a las turbinas de la central mediante un salto de agua casi vertical de 800 metros.

Durante buena parte de la primera década del siglo XX, Riu se pasó años batallando en los despachos de Madrid (aún no existía el palco del Bernabeu), encargando informes y proyectos a técnicos franceses, adquiriendo concesiones de explotación de diferentes ríos del Pirineo y buscando financiación para su proyecto, pero la falta de empresarios y bancos interesados hizo que su sueño se demorara. Finalmente, gracias a su persistencia y coraje, en 1911 consiguió arrancar su proyecto con la ayuda de empresarios suizos, con los que fundó la compañía Energía Eléctrica de Cataluña (EER).

Emili Riu fue una figura clave en la creación y desarrollo de la energía hidroeléctrica y la industrialización de principios del siglo XX en Catalunya, pero a diferencia de otros emprendedores de la época Riu murió prácticamente en el anonimato y sin el reconocimiento que se merecía.

Con el soporte de información y datos publicados por el Museu de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya, he elaborado este post centrándome en la figura del emprendedor. Emili Riu fue el padre y alma del proyecto, pero sin el esfuerzo y sufrimiento de los técnicos y obreros que trabajaron bajo unas durísimas condiciones laborales y de vida, el sueño de Riu no hubiera sido posible. En un segundo post os hablaré de ellos.

Autor: Carles Carreras Liébanas, consultor y auditor freelance especializado en energía, sostenibilidad y sistemas de gestión / c.carreras@enersystems.es / enersystems.es

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